Última semana de diversión por los American Camps


Hello!!

How are you doing?

Ya estamos en nuestra última semana americana, ¡y no queremos irnos! Los chicos lo están pasando en grande y no se creen que hayan pasado ya casi veinte días desde que os decíamos hasta la vuelta en el aeropuerto de Madrid.

Algunos están pasando los últimos días aprovechando al máximo la estancia con sus familias: visitando diferentes ciudades, yendo al cine, conciertos, o simplemente disfrutando de su compañía. Para otros, esta es su última semana de campamento (pasado por agua), ya que lleva toda la semana cayendo una buena.

Pero la lluvia aquí no es un impedimento, pues como llueve tanto en esta época no harían nunca nada, así que las actividades siguen como si nada pasara. Además, como las dos semanas anteriores ha hecho muchísimo calor y no ha llovido nada, el lago se estaba vaciando y el agua no nos cubría más de la cintura en algunas partes que eran supuestamente hondas. Hoy, por ejemplo, mientras estábamos bañándonos en nuestro querido lago como cada tarde, ha empezado a llover, pero como buenos campers adaptados a las costumbres estadounidenses hemos seguido nadando bajo la lluvia porque, aunque parezca mentira cuando se ve llover de tal forma, hace un calor impresionante.

Ya que hablamos del lago os voy a contar en lo que consiste el periodo que llamamos Waterfront, es decir, lo que hacemos desde que salimos del comedor hasta que los chicos se van a casa. Tras terminar de comer, nos reunimos cada grupo, nos ponemos el bañador y nos vamos a hacerle compañía a nuestros socorristas a la pequeña pero acogedora playita. El lago está dividido en distintas secciones: amarilla, gris, azul, morada, verde, roja y blanca y cada una tiene una profundidad diferente. El primer día de campamento nos preguntan si queremos meternos más allá de la orilla, y si así es debemos pasar primero un test que les asegura que sabemos nadar y que no corremos peligro. El test tiene dos partes, durante la primera debemos nadar de un lado a otro del muelle sin tocar el suelo y sin parar a descansar, mientras que en la segunda debemos demostrar que podemos aguantar dos minutos manteniéndonos a flote sin ayuda. Si pasas ambas partes consigues una chapa verde, si pasas solo la primera, no consigues ninguna o no quieres hacer el test, te dan una amarilla.

Una vez en el lago, todo el que quiera nadar debe primero buscar la chapita con su nombre que nos adjudican tras hacer el test y un “Buddy” que será nuestra pareja en caso de emergencia o necesidad de ayuda. Estas chapas pueden ser amarillas, que significa que solo puedes estar en la orilla, o verdes, que puedes nadar en todas las secciones, como hemos dicho antes, dependiendo de si lo has pasado o no. Cuando entregamos esa chapa al socorrista, podemos elegir el color de la sección en que queremos nadar y nos darán dos pulseras de ese color con un número escrito (una para cada uno de la pareja) que deberemos llevar puestas durante todo el tiempo que dura el waterfront.

Cada 15 minutos, los socorristas tocan el silbato dos veces. Nosotros debemos salir del agua y buscar a nuestro Buddy para hacer el rutinario ‘body check’, es decir, confirmar que todos estamos bien. Contamos en voz alta para que los socorristas tengan constancia de que no ha habido incidencias y continuamos nadando.

Hasta ahora solo estaban abiertas cinco de las siete secciones. Las dos que estaban cerradas eran un tobogán inflable y una cama elástica ya que como el nivel del agua era tan bajo había peligro de golpearse contra el suelo al usarlos, pero hoy una vez repuesta el agua perdida durante estas últimas semanas, han podido saltar bajo la lluvia tan felizmente.

Bueno, os dejo por hoy. Espero que todo vaya por allí igual de bien que aquí y que nos echéis un poquito de menos, ¡que ya casi estamos allí!

¡See you soon!

Marta

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